Asociación para el estudio de temas grupales, psicosociales e institucionales

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A. Bauleo: Relectura de Psicoanálisis y Revolución Social


Armando Bauleo

Relectura de "Psicoanálisis y la Revolución Social"

Han pasado un poco más de 30 años de este escrito presentado por Marie Langer, en el XXVII Congreso Internacional de Psicoanálisis, en Viena en el año 1971.

Artículo de balance de movimientos sociales, de las vicisitudes del psicoanálisis y un esbozo autobiográfico de su recorrido político-profesional-personal.

Su lectura, o su nueva lectura, como siempre me sucede en estos casos, me conmocionó no sólo emotivamente sino también intelectualmente. Evocaciones de circunstancias determinadas, por momentos claras y en otras difusas, actualización de aquellos pensamientos y consignas, recuerdos de compañeros presentes o ausentes, presencia de paisajes y ciudades en los cuales estuvo ella o estuve yo, añoranzas de viejos amores en medio de tanta política, reaparecen mezcladas las figuras de líderes de esos tiempos, el Che, Mao, Tosco, Freud, Bleger, y el de todos los tiempos, Fidel.

Entremos en el artículo y su contexto. El texto fue leído dentro del  ámbito del Congreso antes citado, con él Marie Langer se despedía de I.P.A. En esos momentos, Plataforma Argentina estaba decidiendo su continuidad o no en A.P.A. Fuera del Congreso oficial, se iba a desarrollar el Congreso paralelo de Plataforma Internacional, en el cual participábamos varios de nosotros. En ambos eventos, y de manera diferente, la tensión se centraba en la relación del Psicoanálisis con lo Social.

Marie Langer comenta en su escrito, una historia inicia allá, en los años 30, pero antes escribe una frase para tener en cuenta ahora, en el 2002,  a pesar que se refiere a los años 70-71, “vivimos bajo el signo de múltiples, rápidos descubrimientos e innovaciones que conspiran contra la supervivencia de ideas e ideales”.

Cuenta que la Institución Psicoanalítica vienesa recibía la influencia directa de Freud, a quien acudían frente a diversos conflictos.  – “¿Y los jóvenes?” – se pregunta la autora – “habían crecido leyendo Freud, Marx, sin conocer la estabilidad!!”. “Nacidos antes o durante la Gran Guerra  habían aprendido de chicos que los emperadores caen...”

1930:  Recién aparecido El Malestar de la Cultura, Mimi subraya una frase “Al abolir la propiedad privada, sostiene Freud, sin mucho énfasis (dice Mimi) se sustrae al hombre un instrumento sin duda muy fuerte para ejercer su amor a la agresión, pero de ningún modo el más fuerte de todos”. Esta frase irá luego al final del texto para exponer sus ideas.

1931:  Podemos leer, año tranquilo.

1932:  Surgen problemas con W. Reich, quien considera que el “instinto de muerte” es un producto del sistema capitalista. Lo convencen a Freud de no rebatirlo. En ese año  Marie Langer  comienza su análisis. También en ese año asiste en Alemania a un gigantesco mitin nacionalista; señala que socialmente se atacaba al comunismo para mantener “la prudencia y el desarrollo pleno del pensamiento analítico”, lo que impedía enfrentarse al fascismo.

1933: Freud advierte a M. Bonaparte que le sugirieron que huyera a Suiza o Francia, lo cual ve absurdo.

1934: Se ejecutan líderes jóvenes y se declara ilegal la social-democracia; el austrofascismo clerical  toma el poder. Freud, con amargura, se apoya en él, y no publica Moisés y el Monoteísmo. En el Instituto de Psicoanálisis alemán se desarrolla el llamado “proceso de nivelación” (no a los judíos, no al análisis didáctico, eliminación del nombre de Freud, sus libros quemados...)

1935: Se prohíbe institucionalmente analizar militantes. Sterba analista de Mimi, desoye esa advertencia.

1936: Es arrestada por “Médicos por la Paz”. Federn paternal, aconseja que no se inmiscuya en esas cuestiones. “Entendí que debí elegir entre Psicoanálisis o Revolución Social”-

Se alista en las Brigadas Internacionales (Guerra de España).

En ese momento del texto, se provoca una brusca ruptura de la ilación del mismo para recordar a Plataforma, Roma 69, Buenos Aires, Montevideo y en Estados Unidos, las marchas en contra de la Guerra de Vietnam.

A continuación subraya, “seguiré con lo personal”, es decir, cuándo y cómo eligió la otra parte del binomio: ser analista.

1939: Muerte de Freud, inicio de la II Guerra Mundial, se halla en Montevideo.

1942: Se trasladan a Buenos Aires. Los analistas la acogen bien y luego con ellos funda la Asociación Psicoanalítica de Argentina. Había vuelto al análisis sin renunciar a la política “Junta de la victoria” – “Austria Libre”.

1945: termina la Guerra contra el fascismo y comienza la Guerra contra la URSS y el comunismo. En Argentina sube Perón – “No hay que llamar la atención ni meterse en  la izquierda” Hay que mantenerse quieto para que la joven Asociación no corra peligro- “Entonces renuncié al marxismo” – comenta una serie de posibles causas: algunas personales, no especificadas, el ser emigrante, no tener titulo nacional, inseguros y extraños en el nuevo país. Además la responsabilidad de haber creado la Asociación y la obligación de mantenerla.

Lentamente habla del retorno a la actividad política, en este caso sin fechas precisas. Al final de la página, aparece París 68 y en 1969 Rosario y Córdoba (El Cordobazo).

Un largo comentario sobre la no-contradicción entre psicoanálisis y marxismo que enriqueciera a ambos en sus dominios respectivos. Aparecen citados algunos autores y también artículos que iban surgiendo en ese periodo.

Casi el final retoma la frase de Freud, que antes cité de El Malestar en la Cultura y estipula cinco puntos como variaciones interpretativas de la misma. En el primero sobre ciertas consecuencias del “amor a la agresión”, el segundo son los sentimientos reprimidos, el tercero trata de los criterios de salud y su relación con la frase freudiana: el síntoma de la “indiferencia” frente a lo social, como represión o negación. El cuarto una hipótesis: una sociedad racional ofrecerá posibilidades más aceptables para instrumentar esta agresión de manera útil y no culpógena. Aparece un comentario optimista sobre las relaciones sociales y de los sexos. El quinto, los grupos interdisciplinarios entre psicoanalistas y marxistas.

Últimos renglones:

1959: Revolución Cubana y se fueron los analistas.

1970: Chile, muchos analistas preparan su éxodo.

Pero esta vez no renunciaremos ni al psicoanálisis ni al marxismo.

Qué comentar, cuál interpretación, cómo colocarlo (más allá de su historicidad) en nuestro momento actual.

Cómo repensarlo? Es sólo un recuerdo más, es un hito para discutirlo, como cuenta  en nuestro accionar actual?

El mismo título en estos momentos parece poco entendible. A los 30 años de su enunciación no se puede hablar del psicoanálisis en singular dada su pluralidad de concepciones de ideas, de agrupaciones, instituciones o corporaciones. Sus prácticas son innumerables desde la más banales hasta las más sofisticadas. Los campos de “aplicación” (horrible y repudiable palabra pero que bien señala la expansión ilimitada del ejercicio analítico) son variadísimos:  hasta parece una broma cuando se dice que por años se rechazaron dentro de la institución analítica el análisis de los niños, de los grupos y de los psicóticos. Ahora todo eso, también está desbordado, se analizan instituciones, cuestiones sociales, emergentes barriales, algunos “atrevidos” y “desaforados” toman al país como paciente.

Solamente una clínica rigurosa pone en su lugar la comprensión psicoanalítica.

Además una de las más fructíferas discusiones sería el uso debido del análisis en el ámbito de la Salud Mental, cuya ley no se implementa por cuestiones  mafiosas y no políticas.

Con relación a Plataforma y a su desenvolvimiento también se hace necesario aclarar.

He escuchado que últimamente se trata de mostrar “lo escabroso” de Plataforma diciendo que lo que la disolvió fueron sus discusiones internas. No sé bien o no puedo entender las razones de esas falsedades, o  cuales son los objetivos o que oscuras ventajas obtienen los que difunden esas noticias “históricas”.

Que hubo discusiones y conflictos en Plataforma no cabe ninguna duda. Además no podía ser de otra manera por nuestra procedencia institucional, por las características personales de los que ejercitan esta profesión, a lo cual se adjuntaban los deseos de crear espacios nuevos de desarrollo, una Escuela de Formación, una agremiación, un APA de izquierda, un trabajo comunitario, perfil de un analista- marxista, problemas técnicos y teóricos (Freud Social), etc. eran temas de discusiones incontenibles para momentos.

Pero la disolución de la Plataforma, vuelvo a repetir fue por una gran cuestión, punzante y grave en ese momento que fue la elección entre un peronismo verticalista y el marxismo. Ahí, con grandes dificultades, nos separamos, se fueron disolviendo vínculos y amistades entrañables, Plataforma se esfuma en los caminos por los cuales, al poco tiempo, nuestros compañeros van al exilio, o mueren en manos de la represión, etc. Lo comenté en el 20º aniversario de Plataforma Internacional, realizado en Roma, en 1989 y luego publicado en “Lo Grupal”.

En relación con Revolución Social, es interesante y de hacer notar que a pesar de la convulsión social en la cual vivimos, nadie utiliza la palabra o noción de Revolución. Ésta se encuentra sumergida en lo más profundo del inconsciente colectivo. Las palabras son cambio, transformación, modificación del sistema, búsqueda de otro orden social. La última vez que escuché u oí “revolución” estaba ligada a la tecnología.

¿Cuáles son las imágenes que evoca? ¿a cuál revolución se referirán los temores o ilusiones? ¿cuál será la significación actual del término? La idea, parece ser, que todo puede cambiar sin revolución. Paradoja simpática de la opinión pública y política actual. En realidad eso estimula nuestra curiosidad sobre lo social, a qué cosa alude esa frase, o sea, qué significa cambiar. Puede ser que todos (políticos, profesionales, la gente) se adscriban a la Psicología social pichoneana, en la cual se estipula que lo central es operar sobre la resistencia al cambio, ya que no se puede prefigurar el cambio desde las circunstancias anteriores al mismo, es decir, del cambio del cual sólo tendremos noticias después de sucedido.


 

Armando Bauleo es psiquiatra y psicoanalista. Director científico del Instituto Internazionale di Psicologia Sociale Analitica de Venecia. Italia.


 

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